jueves, 21 de enero de 2010

Redecorando





En la cueva se empezaron a amontonar demasiados recuerdos. Jirones de mi vida que ya habían perdido el lustre, importantes historias que, al darme cuenta que ocupaban más sitio en mi hogar que en mi cabeza, vi que no tenían la importancia que en su tiempo me hizo meterlos en los cajones. Así que hice limpieza a fondo. Guardé los que al mirarlos me sacaban una sonrisa y tiré el resto, que eran la mayoría. Jamás renegaré de mi historia, pero es que mi cueva es muy pequeña.
Ahora tengo más espacio, más hojas en blanco para seguir escribiendo mi vida y al despejar mi hábitat, cuando lo he limpiado de recuerdos físicos, un segundo de extrañeza, de "vacío" y como tal, como si de un agujero negro se tratase a atraído para si recuerdos vivos de mi cabeza que ansiaban salir y antes no cabían.

Ahora puedo andar con cierta holgura por mi cueva a la vez que al respirar me retroalimento, de vida, pensamientos e historia.