lunes, 23 de noviembre de 2009

Odos II

Tengo la solución a la primera entrada. Odos.

Es impresionante el poder que te da el hacerlo de una forma consciente. Estés donde estés. Relajarte, dejar de caminar sintiendo como los pies se paran. Antes de todo vacía por completo tus pulmones. Ahora empieza. Poco a poco empieza a vivir. Nota como se desliza el aire por la nariz. Si es frío mejor, más sensibilidad. Entonces sigue la rueda de la vida y sabes que ese oxigeno es el principio de todo. Es el principio para seguir caminando y llegar. Para viajar y ver. Para besar, amar, vivir.
Y esto lo hacemos sin darnos cuenta una media de 20.00o veces diariamente. Aprovecha al menos un par de ellas para coger impulso.

Inténtalo a ahora... ya me comentaras si me equivoco.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Grises Cancerígenos


Antes de entrar en mi cueva vivía en un bonito y soleado barrio gris. En este barrio gris tenia un empleo que me daba dinero gris, trabajaba para un gordo gris con sonrisa blanca, dientes perfectos y ojos pequeños para no ver la humanidad de sus empleados. Los fines de semana paseaba por parques grises, donde la gente se sentaba en bancos, donde en vez de educar a sus hijos que allanaban propiedades, leían best sellers grises (como todos los best sellers). También me relacionaba con grises. Con algunos, en mi ímpetu por encontrar gente especial, a veces me negaba a ver su escaso color y durante un tiempo me engañaba a mi mismo. Entonces les abría de par en par las puertas de mi arco iris. Les ensañaba mis rincones mágicos, donde la cerveza no sabe a reggaeton, los sentaba bajo los mejores árboles a respirar y los llevaba a calas sin urbanizar.

Pero ya se sabe... si al gris le mezclas color rojo... este sigue siendo gris, quizás sonrosado, pero gris... y no tardaba en quedarme solo otra vez. Entonces estos grises sonrosados desteñidos jugaban a ser especiales en su mediocridad frente a sus nuevos amigos grises puros y así se sentían reconocidos. Como si ellos fuesen merecedores de la sombra maravillosa que, hasta hace unos días, en secreto arrojaba el mejor de los árboles.

Fue mi error y lo reconozco.

Ahora en mi cueva rezo al dios en el que no creo para que con el tiempo olviden los senderos que les abrí. Temo que algún gris listillo abra un parque temático en la entrada de mi arco iris.

lunes, 7 de septiembre de 2009

¿ ?


¿Tiene miedo de mi o tiene miedo de ella? Yo soy un caballero reconocido por todo el mundo y ante una negativa no dudaría en sonreír, saludar con el sombrero y marcharme... si lo sabe todo el mundo por ende lo sabe ella. ¿Por que no me dice que no para que me marche? En su lugar me evita. Sí, los dos tenemos mucho que perder, pero cuando me acerco por su espalda, por su cuello, se le pone el bello de punta, sonríe y no duda en mostrarle el brazo a todos mientras me mira de reojo.

No me tiene miedo, tiene miedo de no poderse decir a ella misma no. Por eso me esquiva, por eso no me lo dice a mi.

¿Por que espero un sms ahora si se que no me lo va a mandar...?

jueves, 13 de agosto de 2009

Odos


A veces salgo de la cueva, simplemente por el placer de no respirar el mismo aire que ya he exalado. Paseo por la humanidad; en un parque me encuentro a una madre volviéndole la cara a su hijo de un bofetón y un nanosegundo posterior al contacto mano-niño puedo leer una mínima y rápida sonrisa en la madre. Quiero pensar que su satisfacción viene dada a que cree dar una buena educación y disciplina a su hijo. No quiero pensar en ningún trauma sádico que dé rienda suelta a esa violencia que no tiene excusa. Un rato más tarde en una esquina me percato de otro incidente cuando un tipejo zarandea a una señora sin que ella ponga la más mínima resistencia, pienso en intervenir pero por suerte no soy el único que acude a las voces y un caballero con espada y todo tiende sobre la calzada al mindundi que sangra como el cerdo que es. Me gusta imaginar que la señora se lo agradece no cobrándole, ni a el ni a nadie desde entonces. La boda se celebrará un año después. También veo a un camarero gordito con pinta de patrono gritando a otro, mucho más joven. Sin duda si estuviesen en otro contexto (como clientes de ese mismo bar, por ejemplo) el joven no le permitiría ni mucho menos esas voces y ademanes que ahora estaba soportando, para más inri, en público. Pero en esta dimensión, daba igual la debilidad física, primaba la debilidad económica. Entonces me alegré de no tener un duro, por que los duros llevan a ser gorditos patronos gilipollas.


Tengo suficiente y vuelvo. Mi aire cargado de la cueva es mucho más fresco que la mierda que se respiraba fuera.

domingo, 5 de julio de 2009

Por la ventana.




La zona más profunda de la cueva estaba acondicionada como dormitorio a fin de que la luz de la mañana no interrumpiera algún sueño. Se despertó y caminó desnudo a la entrada rascándose casi por inercia, como hacía todas las mañanas. Miró a su alrededor y no oyó a nadie a pesar de que sí veía gente. No los oía por que no tenían nada que decirle. Nada que a el le interesase. Entonces volvió a sentirse solo. Con nostalgia de tiempos mejores en los que no se daba esa circunstancia volvió al interior, comió algo rápido y se tumbó en el catre a esperar que le poseyese el sueño, en la parte más profunda de la cueva, para que el sol no le impidiese encontrarse acompañado.