martes, 4 de mayo de 2010

Quixotesqueando



En la cueva no tengo televisión. Mi ocio se reparte entre las distintas artes y en leer.

Recuerdo como fue mi último empujón a la lectura: visité tierras lejanas acompañado solo de un libro, llegué al hotel que en esos momentos convertí en mi cueva, solté mis disfraces enmochilados encima de la cama y me fui a visitar los bares del lugar, uno me llamó especialmente la atención por que de su interior salía un humo especial, por la ventana se veía que tenía poca luz y el Jazz me terminó de convencer. "Una cerveza por favor", graciosamente me los acompañaron de unos manises y allí, debajo de una pequeña lucecita, en la barra, seguí leyendo. La cerveza luego fueron cervezas y sin tener consciencia de cuanto tiempo llevaba allí fui saboreando sus páginas, una a una hasta que alguien me tocó en el hombro. me giré y era un señor alto, robusto y con gafas creo recordar. Un completo desconocido que de repente me ofreció su mano izquierda. "Enhorabuena y gracias" me dijo, "Este tio me está confundiendo con otro" pensaba yo. El siguió: "Los que nos dedicamos a escribir encontramos motivación en personas como tu" Casi pidiendo perdón por tan altas expectativas yo le respondí que estaba leyendo a Benedetti pero solo pude decir Benned... "Quien sea, quien sea... Gracias" repitió mientras se marchaba.


La cuestión es que fue un momento tan extraño que a veces dudo si ocurrió de verdad o lo ley en aquel mismo libro.

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